jueves, 25 de diciembre de 2008

Post #35 El regreso Parte 2

La semana en la que no andabamos lloré mucho. Lloré en el trabajo. Lloré en la calle. Lloré en las fiestas, en el bar, en el antro.

Le conté a mis amigos lo sucedido y sorprendentemente todos coincidieron en algo: si no te lo dijo antes fue por miedo. Eso me dijo mi novio y todos le creyeron. Muchos me vieron mal, me dijeron que si tanto lo quería que le diera una segunda oportunidad. Otros me dijeron que pusiera en una balanza lo bueno y lo malo, y que como era evidente que lo bueno ganaba, que no lo pensara más y regresara con él.

Y bueno, llegó un momento en el que yo me senté a pensar y me dije:

1.- Antes de andar con este niño, intenté andar con varios otros, obvio. Sin embargo, con los otros nunca había durado tanto y en algunos casos ni siquiera habíamos dado el siguiente paso después de ser amigos. El último niño con el que intenté salir explotó un día y me dijo, no voy a andar contigo porque ERES UN MAMÓN.

Esas palabras no se me han olvidado. Y no se me olvida porque yo tenía muchas ilusiones de andar con ese niño. De verdad le había puesto empeño y según yo me había portado de maravilla, y que derrepente un día pedo me enviara un mensaje a las 3 de la mañana diciendome eso fue un shock para mí. Esa madrugada terminó lo que ni siquiera había empezado. Yo me pregunté por qué decía que yo era un mamón y no pasaron ni 5 minutos cuando me di cuenta. Era obvio que mi actitud era muy mamona, yo siempre de exigente, queriendo que los demás hicieran las cosas como yo las hago, pensaran como yo pienso, me dieran lo que yo quería y me demostraran que me amaban de la manera en la que yo lo exigía - sí, exigía- y no como a ellos se les diera su gana. Al fin de cuentas el amor es un acto espontáneo, pero para ese entonces no lo veía así. Siempre había sido mamón con los niños con los que intentaba salir y obvio todos me mandaron al carajo, y aunque mi ego me decía que no los necesitaba y que ya encontraría a alguien mejor, la verdad es que me sentía mal y los extrañaba mucho. A veces decía, y si no le hubiera dicho esto, y si no le hubiera exigido esto, hubiera, hubiera, hubiera. Esta vez me dije que si yo quería resultado diferentes en mis relaciones entonces tenía que empezar a hacer las cosas de diferente manera. Esta vez, me di la oportunidad de perdonarlo. Y perdonarlo me traería muchas ventajas. Seguiriamos andando, era la principal.

2.- Unido a eso pensé: por qué no sólo vivir el momento. Sí, sí, vivir el momento. Esa frase sonaba muy bonito en mi cabeza, me llenaba de ilusión y esperanza. Me hacía sentir bien y dije sí, hay que vivir el momento.

3.- El iba irse a estudiar a Canadá en un mes. Pensé que tenía dos opciones: decirle que no y sufir su ausencia o decirle que sí y disfrutar nuestros últimos 30 días juntos. Obvio, lo segundo era lo mejor.

Era en ese momento o nunca. Si no le decía que sí a mi novio no volvería a tener otro momento. Bajo esas convicciones, el día en el que me buscó quedamos de vernos al día siguiente. Él se presentó así super wow, bien vestido, arreglado. Me entregó un paquete que contenían una carta y varios mails de sus amigos suplicando que volvieramos. Me di cuenta que, obvio, él no le contó a sus amigos la versión completa de la situación, sino sólo lo que a él le convenía. En fin, no le di importancia.

Y no era necesario dársela porque la decisión ya estaba tomanda. Le pregunté por qué quería regresar conmigo y comenzó a llorar. (Aquí hago un paréntesis para decir que la situación fue en especial particular porque a lado de nuestra mesa estaba una tipa que según escuché había salido en bailando o cantando por un sueño y así y varias personas se acercaban a ella a pedirle autógrafos y sacarse la foto y así, y bueno, así, mi novio estaba llorando diciéndome por qué quería regresar conmigo). Me dijo que no se imaginaba una vida sin mí, que era yo el hombre con el que él quería pasar el resto de su vida. Me dijo cosas, vaya, bonitas pero no me dijo hechos concretos que era lo que yo esperaba, tipo me gusta que seas sincero conmigo, me gusta su sentido del humor, eres inteligente, o cosas así. El chiste es que llorando él y con los fans desvordados por el otro le dije que sí. Él se sorprendió y quiso confirmarlo ¿Sí? Me dijo. Y nuevamente se lo confirmé.

Se paró y me abrazó. Nos abrazamos, nos quedamos abrazados por mucho tiempo, 5 minutos, 10 tal vez. El de seguridad se acercó a nosotros para confirmar que todo estaba bien. Nos fundimos en un abrazo.

Salimos del lugar y platicamos. Seguimos en la catarsis de la verdad. Hablamos mucho. Y yo le dije que me sentía contento porque yo había leído mucho sobre historias de amor gay chilango y que me ilusionaba mucho con ellas. Me imaginaba los lugares y los personajes. Estaba muy contento porque esa noche nosotros estabamos creando y protagonizando nuestra propia historia de amor gay chilango.

Esa noche camino a casa lo confirmé: vivir el momento sí te hace feliz.

No hay comentarios: