domingo, 28 de diciembre de 2008

Post de Amor: Aquí Estoy. Es medianoche.

Aquí estoy.


Es medianoche.


Aquí estoy guapo, despierto a la medianoche para no borrar los recuerdos de nuestro fin de semana. Despierto para poder seguir recordando lo bien que nos la pasamos juntos. Estoy despierto queriendo compartir contigo lo que siento. Hoy me he enamorado más de ti. Sabes, esa frase la digo cada día que te veo. Cada día me enamoro más de ti.


Al principio, no sabía cómo sería esta segunda fase. Hoy sé que es diferente. De qué manera, no lo sé. Sólo sé que te miro de una manera distinta, te pienso de una manera diferente, te toco, te veo, te siento de manera distinta pero te quiero con la misma intensidad.


Hay un millón de cosas alrededor tuyo que me enamoran de ti. Tu forma de ser, tan única y especial. Tu carácter, tu personalidad, tu sonrisa. Todo tú. Tú como un todo. Tú como un ser único. Debo confesar que hoy me he emocionado al descubrir que tú y yo somos la pareja perfecta. Yo sí lo creo. Me emocioné más cuando me dijiste que ya lo sabías.


Me enamoro de ti y de la forma en la que tú eres conmigo. Me enamoro de ti porque te quiero y disfruto estar contigo. Porque aprendo y te aprendo. Porque no cambio, evoluciono. Porque no condeno, porque aprendo a perdonar, a negociar, a avanzar. Me enamoro porque te siento cuando no estás, porque descubrí que respirar a tu lado es un placer indescriptible y amanecer juntos es incomparable.


Te amo. Sí. Te amo. Te amo a mi manera, como yo lo entiendo, como yo lo expreso. Te amo aquí y ahora. En mi casa, en mi trabajo, en la calle. Te amo con todos los sentidos, con todo lo que involucra. Te amo porque contigo aprendí a amar. Porque contigo me sale natural.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Post #36 La aplicación

Sí, sufrí mucho estrés para conseguir todos mis documentos a tiempo. Gasté mucho dinero, incluso el que en ese momento no tenía. Aprendí que uno nunca sabe de quien pueda necesitar un favor y que hay muchas personas desconocidas en este país que están dispuestas a ayudarte y de las que nunca pensaste que de ellas dependiera la realización de tus sueños. Aprendí que siempre es mejor llevarse bien con todos.

Me moví por toda la ciudad, desde polanco hasta el centro histórico, desde reforma hasta tlalpan. Hubieron muchas pesonas que me ayudaron a completar mi aplicación, mi novio, mi mamá, mi familia, mis amigos, mi jefe, mis compañeros de trabajo. Mucha gente estuvo detrás de mi aplicación y cuando tuve todos los papeles reunidos enfrente de mí me sentí feliz y afortunado.

Los escaneé y envié mi aplicación a Holanda. Ya me confirmaron que la recibieron. Tenía un error y afortunadamente se portaron super bien y me lo corrigieron... ellos!

Recibo resultados en un mes. Una vez que la universidad me acepte podré iniciar el proceso para obtener la beca. Todos esperamos anciosos la noticia.

Post #35 El regreso Parte 2

La semana en la que no andabamos lloré mucho. Lloré en el trabajo. Lloré en la calle. Lloré en las fiestas, en el bar, en el antro.

Le conté a mis amigos lo sucedido y sorprendentemente todos coincidieron en algo: si no te lo dijo antes fue por miedo. Eso me dijo mi novio y todos le creyeron. Muchos me vieron mal, me dijeron que si tanto lo quería que le diera una segunda oportunidad. Otros me dijeron que pusiera en una balanza lo bueno y lo malo, y que como era evidente que lo bueno ganaba, que no lo pensara más y regresara con él.

Y bueno, llegó un momento en el que yo me senté a pensar y me dije:

1.- Antes de andar con este niño, intenté andar con varios otros, obvio. Sin embargo, con los otros nunca había durado tanto y en algunos casos ni siquiera habíamos dado el siguiente paso después de ser amigos. El último niño con el que intenté salir explotó un día y me dijo, no voy a andar contigo porque ERES UN MAMÓN.

Esas palabras no se me han olvidado. Y no se me olvida porque yo tenía muchas ilusiones de andar con ese niño. De verdad le había puesto empeño y según yo me había portado de maravilla, y que derrepente un día pedo me enviara un mensaje a las 3 de la mañana diciendome eso fue un shock para mí. Esa madrugada terminó lo que ni siquiera había empezado. Yo me pregunté por qué decía que yo era un mamón y no pasaron ni 5 minutos cuando me di cuenta. Era obvio que mi actitud era muy mamona, yo siempre de exigente, queriendo que los demás hicieran las cosas como yo las hago, pensaran como yo pienso, me dieran lo que yo quería y me demostraran que me amaban de la manera en la que yo lo exigía - sí, exigía- y no como a ellos se les diera su gana. Al fin de cuentas el amor es un acto espontáneo, pero para ese entonces no lo veía así. Siempre había sido mamón con los niños con los que intentaba salir y obvio todos me mandaron al carajo, y aunque mi ego me decía que no los necesitaba y que ya encontraría a alguien mejor, la verdad es que me sentía mal y los extrañaba mucho. A veces decía, y si no le hubiera dicho esto, y si no le hubiera exigido esto, hubiera, hubiera, hubiera. Esta vez me dije que si yo quería resultado diferentes en mis relaciones entonces tenía que empezar a hacer las cosas de diferente manera. Esta vez, me di la oportunidad de perdonarlo. Y perdonarlo me traería muchas ventajas. Seguiriamos andando, era la principal.

2.- Unido a eso pensé: por qué no sólo vivir el momento. Sí, sí, vivir el momento. Esa frase sonaba muy bonito en mi cabeza, me llenaba de ilusión y esperanza. Me hacía sentir bien y dije sí, hay que vivir el momento.

3.- El iba irse a estudiar a Canadá en un mes. Pensé que tenía dos opciones: decirle que no y sufir su ausencia o decirle que sí y disfrutar nuestros últimos 30 días juntos. Obvio, lo segundo era lo mejor.

Era en ese momento o nunca. Si no le decía que sí a mi novio no volvería a tener otro momento. Bajo esas convicciones, el día en el que me buscó quedamos de vernos al día siguiente. Él se presentó así super wow, bien vestido, arreglado. Me entregó un paquete que contenían una carta y varios mails de sus amigos suplicando que volvieramos. Me di cuenta que, obvio, él no le contó a sus amigos la versión completa de la situación, sino sólo lo que a él le convenía. En fin, no le di importancia.

Y no era necesario dársela porque la decisión ya estaba tomanda. Le pregunté por qué quería regresar conmigo y comenzó a llorar. (Aquí hago un paréntesis para decir que la situación fue en especial particular porque a lado de nuestra mesa estaba una tipa que según escuché había salido en bailando o cantando por un sueño y así y varias personas se acercaban a ella a pedirle autógrafos y sacarse la foto y así, y bueno, así, mi novio estaba llorando diciéndome por qué quería regresar conmigo). Me dijo que no se imaginaba una vida sin mí, que era yo el hombre con el que él quería pasar el resto de su vida. Me dijo cosas, vaya, bonitas pero no me dijo hechos concretos que era lo que yo esperaba, tipo me gusta que seas sincero conmigo, me gusta su sentido del humor, eres inteligente, o cosas así. El chiste es que llorando él y con los fans desvordados por el otro le dije que sí. Él se sorprendió y quiso confirmarlo ¿Sí? Me dijo. Y nuevamente se lo confirmé.

Se paró y me abrazó. Nos abrazamos, nos quedamos abrazados por mucho tiempo, 5 minutos, 10 tal vez. El de seguridad se acercó a nosotros para confirmar que todo estaba bien. Nos fundimos en un abrazo.

Salimos del lugar y platicamos. Seguimos en la catarsis de la verdad. Hablamos mucho. Y yo le dije que me sentía contento porque yo había leído mucho sobre historias de amor gay chilango y que me ilusionaba mucho con ellas. Me imaginaba los lugares y los personajes. Estaba muy contento porque esa noche nosotros estabamos creando y protagonizando nuestra propia historia de amor gay chilango.

Esa noche camino a casa lo confirmé: vivir el momento sí te hace feliz.

Post #34 El regreso Parte 1

En la carta me platicó cómo había comenzado todo. Me confesó lo que había hecho, por qué lo había hecho. Todo. Le pregunté por qué no me lo había dicho antes, me dijo, llorando, que le daba pena, que le daba miedo mi reacción.

Lo que mi novio me hizo fue un golpe muy duro. Es algo que definitivamente no me esperaba de él. La experiencia por la que pasé me confirmó que uno puede llevarse sorpresas hasta de la persona más inesperada.

Algo dentro de mí no quería quedarse con algunas de las respuestas que él me había dado esa noche. Yo quería y necesitaba saber más. Por morbo, tal vez. Por simple curiosidad, puede ser. Le dije que podriamos hablar al día siguiente sólo si me contaba todo lo que yo no sabía y que sólo él sabía. Lo cité al día siguiente afuera de mi trabajo.

Llegó tarde.

Esa noche fuimos a un starbucks y el silencio predominó en nuestro encuentro. Yo le dije primero que me confesara todo lo que yo debía saber y que obvio, hasta ese momento no sabía. Lo escuché atento. Cómo la presa que captura el asesino y le entierra suavemente un cuchillo en el cuerpo, y lo hace una y otra vez y la víctima no exhibe ni la mínima muestra de dolor. Atento yo. Callado. Serio. Sorprendido la mayoría del tiempo. Mis expresiones, neutras.

Pero no era todo lo que el me había dicho lo que yo necesitaba saber. Lo atiborré de preguntas. Cómo le había hecho aquí, allá. Cómo se las ingenió para lograr tal o cual cosa. Cómo esto, cómo lo otro. Cómo aquí. Cómo más allá.

Después de la catarsis, así como él lo llamó, le dije que me daba mucha pena, que lo nuestro había terminado. Un beso y un abrazo fueron mi despedida.

Salí del starbucks y me llamó, me dijo que si había algo que él pudiera hacer para recuperarme que le avisara. Yo lo vi y me solté a llorar.

Y lloré como nunca antes había llorado. Le dije que lo único que le pedía era que no se atreviera a volver a engañar a alguien más porque es algo que duele mucho, que lastima, que destruye. Que si alguien se le entrega fielmente que tenga el valor de hablar con la verdad y nunca engañar a aquel que lo ama. Me abrazó.

Y se lo dije llorando. Y llorando le confensé mi secreto: yo ya sospechaba su engaño. Lo sospeché desde hace tiempo pero alguien me dijo pregúntale y cree en su palabra. Le pregunté y me negó todo. Creí en su palabra y en ese momento estaba llorando al darme cuenta de que me había engañado. Le dije que yo no andaría con alguien que se hubiera atrevido a engañarme.

Lo solté. Caminamos en dirección contraria. El corrió. A mí me detuvo un policía, me preguntó: disculpe señor, ¿todo está bien?

¡¡¡Pero cómo iba a estarlo!!! Carajo. Le dije que no había de qué preocuparse. Yo regresé a casa. Seguí llorando. No pude dormir. Tenía ganas de llamarle, de decirle que lo quería, que lo amaba, que lo perdonaba. Que no quería cortar con él. No pude dormir, insisto. Algo me dijo, no le llames.

Al día siguiente encontré un mail en mi bandeja de entrada. Era de él. Me dijo que se sentía muy mal y que no se resignaba a perderme. Que era yo con quien él quería pasar toda su vida. Que sentía mucho lo que me había hecho. Que sabía que me había engañado y que yo no me lo merecía. Me pidió una segunda oportunidad. Una segunda oportunidad para demostrarme que él podía y quería ser el novio que yo siempre quise: fiel y sincero. Y que mientras yo lo pensaba, el estaría cada miércoles afuera de mi trabajo, sólo para hacer acto de presencia y demostrarme que todavía le importaba.

Ese día era miércoles y ese día él estaba afuera. Lo vi y me puse contento. Lo alcancé y le dije que si quiería regresar conmigo tendría que ganarse mi confianza y mi cariño nuevamente. Me dijo que eso él ya lo sabía pero que le dijera cómo. Yo le dije que en 7 meses algo debió haber aprendido. Me di la media vuelta y me fui.

Llegando, ash, ash, ash, le llamé a su cel. Le pregunté qué estaba haciendo. Me dijo que estaba trabajando en un proyecto para ganarse nuevamente mi confianza. Me lo platicó. Yo escuché atento. Le dije que yo necesitaba pensar muchas cosas, que necesitaba una semana para pensar las cosas.

Pasó la semana y me buscó. Me dijo que si ese tiempoo había sido suficiente o que si necesitaba más. En esa semana yo decidí algo: regresaría con él.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Post #33 Trámites: ok, dinero: ¿?

Afortunadamente, he logrado conseguir varios documentos. Sí, sí. La verdad es una lata. He visitado la universidad, me he quedado de ver con profes en una cafetería, he visitado al director del campus, he estado con estadounidenses y holandeses, al norte, al oriente, en el centro de la ciudad, he visitado organizaciones y dependencias del gobierno. Todos esos lugares y con esas personas he estado para conseguir ya sea una carta, una copia, o cualquier otro documento que necesito.

Afortunadamente, en el trabajo me han apoyado y he podido salir adelante con los trámites.

La parte feliz de hoy fue que después de esperar tanto tiempo y sin haber hecho contacto previo, hoy visité al director del campus para pedirle una carta de recomendación y una carta en la que dijera que mi desempeño escolar estuvo dentro del 10% mejor comparado con los de mi generación y aceptó. Así fácil. Así de sencillo. Eso me hizo el día.

Esta semana todavía prepararé algunos documentos y traducciones y espero completar mi aplicación online la próxima semana.