Durante este tiempo que tengo estudiando me di cuenta de que el GMAT no es un examen difícil... Es un examen cabrón!
***
De pronto me entró la desesperación. No podía resolver un problema, veía el siguiente y tampoco. El otro y no. Los de la siguiente página y tampoco.
Para pasar ese examen influyen muchas cosas, no sólo hay que ser un experto en álgebra, geometría, trigonometría y estadísticas. Hay que saberse también las leyes de los números, de los exponentes, de las raíces. Y por si eso fuera poco, hay que desarrollar un pensamiento analíticos muy avanzado. Yo me quedé en el primer requisito. Problemas iban y venían y yo simplemente no podía resolver ninguno.
Y pues la pensé dos veces antes de pagar 250 dólares para presentar el examen. Osea, necesito un puntaje alto y pues si no puedo con la parte de matemáticas, osea con el 50% del examen, entonces para qué gasto mi dinero.
Me detuve a pensar las cosas y decidí que tenía que empezar a buscar otras universidades que no pidieran el GMAT dentro de sus requisitos de admisión. En realidad, NINGUNA universidad pide el GMAT excepto a la que quiero entrar. Y no sólo piden el examen, sino tanbién un alto puntaje. En fin, sus ventajas ha de tener: la universidad a la que quiero entrar es de las mejores rankeadas de Europa y no me extraña que pidan el GMAT para una maestría.
Bueno, la decisión que tomé de buscar otras universidades no significaba solamente renunciar a estudiar en Holanda, sino también renunciar a la beca y significaba que si quería estudiar en otro lado tendría que ser con mis propios recursos, ya sea propios o ajenos.
¡Qué difícil situación! Renunciar a obtener una beca. Renunciar a la posibilidad de estudiar gratis. Definitivamente, no sabía qué hacer. Bueno, hasta hace poco.
domingo, 28 de septiembre de 2008
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