lunes, 4 de febrero de 2008

Post #4 Satisfecho


Crecer en cierta parte es vivir a ciegas. Uno domina casi perfectamente lo que sucede a nuestro alrededor en este momento, en el presente, pero mañana todo puede cambiar. Cada día de cambio es una oportunidad de cambio, sin embargo, muy pocos estamos seguros si estamos lo suficientemente preparados para aprovechar esa oportunidad al máximo.

Sucede que vivimos nuestra vida basándonos en nuestros valores y cuando nos enfrentamos a algo relativamente nuevo lo afrontamos primero con valor y después con nuestro background.

Sin embargo, qué pasa cuando fallamos mientras creímos que hacíamos lo correcto, cuando creíamos que nada podía fallar, que todo estaba controlado, que saldríamos igual de bien librados como en todas las ocasiones anteriores, cuando creímos que nuestra inteligencia y criterio nos darían todas las respuestas y que no había absolutamente nada de que preocuparse. Cuando fallamos, es entonces, cuando nos empezamos a preocupar. Y es más preocupante que cuando nos preguntamos antes si había algo qué pudiera salir mal nuestra respuesta hay sido: todo saldrá bien. Estoy seguro que sí. Y resulta que no.

En primera es un gran golpe emocional, es un shock. Es una cachetada que te dice, reacciona, no todo es como lo crees. No todo funciona igual para todo, ni siempre se obtienen los mismos resultados con el mismo procedimiento. Es entonces cuando nuestra mente nos invita a analizarnos para poder encontrar y entonces sí aprovechar la nueva oportunidad de cambio que se nos presenta.

Pero queda entonces ese sentimiento de que fallamos. De que pudimos haberlo hecho mejor y no lo hicimos. Momentos en los que fuimos soberbios y nos encontramos responsables de que el único que cometió el error, fuimos nosotros.

A veces se pudiera pensar que eso es como una bomba atómica. Y sí, en verdad lo es, la diferencia es que tenemos dos opciones, tirarnos al llanto o de plano respirar profundo, sacar nuestra ira y coraje, mentar madres y después recapacitar en qué fue lo que falló y cómo podemos mejorar para no volver a cometer el mismo error en un futuro.

Una vez que nos dimos cuenta en qué fallamos, de que hicimos todo lo posible para aprender caminos más correctos para provocar el éxito en esas situaciones, nos sentimos tranquilos y hasta un poco motivados pues sabemos que "sabemos" y que la próxima vez tenemos todas las herramientas, ahora sí, para triunfar.A mi la intriga y el ansia me matan por que no sé si la misma situación se me presentará en un futuro como para ahora si aplicar lo aprendido y salir bien librado "como siempre".

Pero bueno, hay algo dentro de mi que me hace sentir bien. Que me dice, ¡Bien hecho! ¡Hoy sabemos algo nuevo! ¡No volveremos a fallar! ¡Ahora sí vas a triunfar! Esos son los pensamientos que me quedan tras un "gran fracaso". Levántate y anda, sal a triunfar, por así resumirlo.

Conocerse a uno mismo puede ser una de las satisfacciones más grandes de la vida, aunque al final de "la experiencia" te encuentres en el mismo punto en el que iniciaste. Conocerse me ha dejado grandes satisfacciones. Del post anterior a éste, conocí algunos de mis puntos buenos y mis oportunidades de mejora. Me siento satisfecho.

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