martes, 28 de octubre de 2008

Post #30 Las mejores cosas de la vida duran muy poco

He llegado a la conclusión de que algunas de las mejores cosas de la vida duran muy poco. Un orgasmo, un abrazo, un beso, no sé, eso que uno tanto disfruta pero dura segundos. Nunca pensé que eso aplicará a mi relación.

Después de la plática que tuvimos mi novio y yo de cómo nos comportariamos en sociedad, yo pensé que mi novio pues no sé, pensaría que le pido demasiado, que me ofendo muy rápido, que soy difícil de complacer o muy exigente. Vaya, yo pensé que no le dejaría una buena imagen y así. Pero la verdad es que estaba totalmente equivocado.

Porque ese sábado, justo después de que platicamos lo de nuestro comportamiento, no sólo lo amé por la manera tan padre en que negociamos para que los dos nos sintieramos a gusto en la relación cuando estamos con otros sino que también porque me dijo que nos vieramos el día siguiente, es decir el domingo y que nos la pasaramos desde temprano juntos. Eso es, vernos temprano tipo 10 am. para irnos al hotel, coger mucho mucho y después hacer juntos en la tarde. Vaya que mi novio ya tenía el plan listo. Y bueno pues yo encantando.

Llegó el domingo y la verdad es que cogimos muy rico pero no sólo eso, ese día es el día en el que más he amado a mi novio y el día en el que más feliz me he sentido por la entrega y el compromiso que siento hacía él y por él. Ese día hicimos el amor, me trató puff y el sexo, bueno, estuvo buenísimo. Más aún, recuerdo que ese día cantamos en la cama, jugamos con niños chiquitos, me hizo cosquillas y así, jaja me encanta que me hagan cosquillas, nos tomamos fotos, nos besamos, cachondeamos, bueno, todo fue genial. Osea, todo, todo lo que hicimos fue maravilloso, la verdad, mi novio de verdad que se lució conmigo. Ese día me enamoró nuevamente al 1ooo%, me llevó al cielo y yo simplemente me dejé querer.

Más aún, nos comportamos con niños traviesos y decidimos ir comer comida chatarra y fuimos a un restaurante de comida rápida y nos atascamos con porquerías como hamburguesas, pollo, papas, refresco jajaja mil cosas que engordan pero que son cosas y momentos que yo sé que sólo comparto con él.

Para ese momento yo me sentía el hombre más amado, el hombre más afortunado del mundo por tener a un novio maravilloso que por sus actos me demostraba que también estaba enamorado de mi. Me sentía feliz de haberme enamorado de él, el miedo de entregármele a un niño había desaparecido y ahora lo estaba disfrutando. Me sentí amado, querido, deseado, comprendido, consentido. Todo, todo lo bonito de una relación de pareja. En ese momento sentí que todo el tiempo, dinero y esfuerzo que había invertido en la relación había valido la pena.

Después pedimos dos helados con caramelo y al salir de la tienda me dice, toma el mío porque le pusieron más caramelo y se que a tí es lo que más te gusta del helado.

Después pasamos a ver trajes de baño y me dijo que le escogiera uno porque ese sería el que él luciría para mí. Después llegó el momento de despedirnos y fue en medio de la calle cuando de pronto se detiene, extiende sus brazos para abrazarme y nos damos el beso más tierno y amoroso que alguna vez he recibido. Ese día mi novio me tuvo.

Pero después de todo lo lindo, llegó a mi mente el pensamiento de que pronto mi novio ya no estaría en México y que en menos de dos meses estaría viajando a Canadá para terminar de estudiar su licenciatura. Pensé que las mejores cosas de la vida duran poco, y para mi los 8 meses que dure nuestra relación en persona son pocos y pocos porque así se siente cuando de verdad quieres a alguien. Creo yo.

Esa tarde maravillosa lloré después de despedirme de él, lloré todo el camino a casa, llegué a la casa y seguí llorando. Lloré hasta quedarme dormido.

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