martes, 28 de octubre de 2008

Post #29 Entre el "me caso" y "ya no te quiero"

Al parecer, ya son constantes los cambios de lo que siento por mi novio. Después de todo lo padre que hemos vivido me ha pasado que por su comportamiento unos días siento que lo amo y otros simplemente lo detesto. Y estos cambios pasan en muy poco tiempo.

La primera vez que me pasó, que lo quería y derrepente dejé de hacerlo fue algo tan intenso y fue algo tan fuerte para mí que tuve que ir al psicólogo.

La segunda vez sucedió cuando me enteré que él se seguía conectando muy seguido al manhunt y que incluso había pagado la suscripción premium. Osea - yo pensé- mi novio paga un servicio de internet para conocer hombres, no pues entonces yo estoy de sobra. Y fue entonces cuando en un restaurante de Coyoacán, tomando un rico vino me dice que él visualiza su vida futura conmigo y yo le dije que me gustaría pensar lo mismo pero que debido a su comportamiento tan activo en manhunt pues que lo dudaba.

Inmediatamente y sin reparos, mi novio se ofreció a cancelar su cuenta de manhunt, mostrándose dispuesto a perder el dinero que hace unos días había pagado por la suscripción premium. Y así fué. La canceló en mi presencia, borró todos sus datos, quitó sus fotos, sus datos de tarjeta de crédito, y al cambiar la contraseña me pidió que yo pusiera una que sólo yo supiera, para estar seguro de que él no entraría otra vez. Es más, ese día cuando nos despedimos en la noche me dijo: "Antes de que te vayas te quiero decir que no solo cancelé mi cuenta sino que no abriré otra". Después de detestarlo, lo amé de nuevo. Me convenció su actitud.

Pero pasó una tercera vez.

Esta vez nos citamos en un centro comercial para tomar un café. Ese mismo día estaba yo esperándolo cuando me encontré a mi mejor amiga, muy rica y muy guapa, que también se citó con su novio muy rico y muy guapo, en el centro comercial. En ese momento llegó mi novio y aunque ellos ya se conocían, mi galán no me dió beso como siempre, simplemente me dio un abrazo, lo cual llamó mi atención. Y quedamos de ir todos a tomar un café.

Mas tarde cuando llegó el novio de mi amiga, pues no la hago larga, mi novio fue otro conmigo, cero besos, no me agarró la mano, estuvo platica y platica con el novio de mi amiga y a mí ni me peló. Se comportó seco y muy poco cortés. Era claro que mi novio actuaba de una manera cuando estaba conmigo y de otra cuando estaba en sociedad y más si se trataba de gente heterosexual. Bueno, mis amigos no lo bajaron de "tapado" cuando les conté.

Y para mi que soy casi casi un activista de los derechos gay y así pues me pareció la ofensa más grande sobre el planeta tierra que alguien me pudiera hacer y más tratándose de mi novio. Entonces pues me enojé tanto que estuve serio ese día y los cuatro siguientes. Sabía que tenía que hablarlo con él pero de verdad estaba muy ofendido, aunque no por eso me porté grosero o cortante, simplemente estaba serio, procesando lo que pasaba. Pensé que si mi novio me decía que él sería así siempre que estuvieramos en sociedad pues simplemente sería el fin de nuestra relación. Y justamente sentí nuevamente el "ya no te quiero".

Finalmente, cuando lo volví a ver la verdad es que no estaba enojado ni mucho menos, era más bien como un sentimiento de tristeza y pues también estaba procesando que a lo mejor nuestra relación había llegado a su fin. Y zaz que cuando menos lo espero, y afortunadamente, salió el tema a la plática y pues una vez que exploré cómo era que él siendo gay se comportaba en sociedad pues le comenté, de lo más tranquilo, la manera en la que me había sentido.

Bueno, mi novio al principio me escuchó todo y dejó que le dijera todo, después de eso, de una manera inteligente me dijo que yo le había dicho tres cosas que me había dolido pero que yo también se las había hecho a él, osea, me estaba contradiciendo en el aspecto de que yo decía que algo me dolía cuando yo mismo lo hacía. Y sí, violé nuestra regla de decirnos inmediatamente que estamos enojados cuando algo nos molesta del otro. También no seguí nuestra regla de que cuando uno esté enojado, no sólo se lo hará saber de manera inmediata al otro, sino que pedirá un tiempo a solas, lo que uno gusto, para pensar las cosas y que se nos baje el coraje. Y tres, que cuando él ha ido por mi al trabajo tampoco lo he saludado de besa ni agarrado la mano.

Jaja. Después de hacerme notar mis pequeñas contradicciones, me dijo que si yo deseaba que él me tratara como siempre sin importar con quien estemos pues que estaría dispuesto a trabajar en ello. Y así lo platicamos y mi novio ofreció una solución a lo que para mí era un "ya no te quiero". Nuevamente lo amé.

No hay comentarios: